Solución de refrigeración urbana sostenible que utiliza el calor residual

Actualmente, el sistema de calefacción de los edificios de paneles de la zona piloto se basa en redes de calefacción urbana con intercambiadores de calor en las salas de calderas. El agua caliente se produce localmente con calderas individuales que utilizan electricidad. El nuevo sistema de refrigeración urbana que se instalará en unos 22 edificios piloto utilizará el calor residual para producir agua, que se suministrará a través de la red de calefacción urbana existente. Más concretamente, este sistema se basará en una bomba de calor que, instalada para devolver el flujo del sistema de refrigeración urbana, producirá calor para el sistema de calefacción urbana utilizando el calor residual de la refrigeración.

El sistema de refrigeración urbana utilizará energía solar gratuita procedente de paneles fotovoltaicos para cubrir una parte de la demanda energética del sistema de refrigeración. Así, el uso de energía eléctrica fósil para producir agua caliente con calderas eléctricas se sustituirá por calor residual y electricidad producidos por paneles FV. La solución satisfará la demanda de los consumidores de confort térmico interior y agua caliente sanitaria, manteniendo al mismo tiempo una alta eficiencia energética y una cuota de energía renovable. El pilotaje de este sistema de refrigeración urbana irá acompañado de una aplicación de monitorización en profundidad (ver más en Soluciones TIC) basada en contadores inteligentes que recojan datos en tiempo real sobre el consumo de energía y demuestren así la eficacia de la solución.

Las obras de construcción de la planta y la red de refrigeración urbana de Fortum Tartu finalizaron en mayo de 2016. El primer cliente que se unió a la red fue un centro comercial. La planta está situada junto al río Emajõgi, lo que permite utilizar enfriadoras refrigeradas por el río que forman parte de la solución de producción de alto rendimiento. El agua del río se utiliza para la refrigeración gratuita de octubre a abril. Actualmente, la red de refrigeración urbana de Tartu tiene 1,6 kilómetros de longitud. El proyecto de refrigeración urbana reducirá la necesidad de electricidad en un 70% anual en comparación con las soluciones de refrigeración locales. La disminución del uso de electricidad beneficiará al medio ambiente al reducir las emisiones de CO2 en un 70%, es decir, 6.000 toneladas al año. El plan de refrigeración urbana reduce más de tres veces el uso de energía primaria.